sábado, 3 de febrero de 2018

La Flor dela Vainilla (Texto)

¿Conoces la flor de vainilla? Esta es una planta muy especial que crece en tierras mexicanas y muy valiosa por su fragante aroma, y el delicioso sabor que le brinda a los postres y platillos. Y todo gracias al corazón puro de una joven que hace mucho tiempo, vivió y se enamoró perdidamente.
Xanath era una muchacha preciosa, que tenía una piel morena suavísima, un pelo oscuro como la noche y los ojos más cautivadores que pudieran haberse visto en una doncella. Era además, hija de un cacique muy poderoso que vivía en un palacio, donde la chica podía obtener todo lo que deseara. Poseía joyas, bonitos vestidos, plumas finas y montones de objetos valiosos que convertían sus aposentos en un cuarto de princesa.
A pesar de ser la jovencita más rica y hermosa de la ciudad, Xanath tenía un corazón humilde y de buenos sentimientos, y nunca dudaba en ayudar a los más necesitados.
Fue por eso que un día, mientras daba un paseo por las afueras, no pudo evitar enamorarse de Tzarahuín, un hombre apuesto y orgulloso, pero muy humilde, que nada podía ofrecerle a quien como ella, provenía de tan acomodada familia.
Esto no impidió que entre ambos surgiera un amor muy profundo, apenas sus ojos se cruzaron aquella tarde de primavera.
Xanath sabía que su padre no aprobaría su romance con Tzarahuín, por ser él de una casta inferior, de modo que todos sus encuentros eran secretos. Un día, al ir a visitarlo, la muchacha pasó frente al templo del dios de la felicidad, el cual quedó prendado de ella al verla tan bonita.
Rápidamente, la deidad fue tras ella, impidiéndole el paso y proponiéndole matrimonio allí mismo. Pero Xanath, horrorizada, huyó asegurándole que no se casaría con otro que no fuera el hombre que su corazón amaba.
Furioso por su desplante, el dios fue a buscar a su padre el cacique y lo invitó a un banquete en su templo. Allí, lo llenó de atenciones, de regalos y bendiciones. Y el papá de Xanath quedó tan encantado con él, que accedió sin pensarlo a darle la mano de su hija en matrimonio.
Al día siguiente, cuando la joven vio que el dios había ido de visita y que estaba comprometida con él, se estremeció de espanto, y se rehusó a dirigirle la palabra.
Lleno de cólera, el ser decidió que si Xanath no se casaba con él, entonces no podría vivir su amor con nadie. Y dicho esto, la transformó en una flor muy hermosa de pétalos amarillos, que despedían una fragancia exquisita. Era la flor de vainilla.
Cuando Tzarahuín se enteró del destino de su amada, lloró muy amargamente y recogió aquella plantita preciosa para sembrarla en su jardín. Prometió que se dedicaría en cuerpo y alma a cuidarla, para que nunca le faltara agua ni sol, y se mantuviera lozana y bella. Y así fue. El tiempo pasó, pero la vainilla floreció a partir de aquel brote cuidado con tanto amor y dedicación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pinocho

En una vieja carpinteria, Geppetto, un hombre ya anciano muy amable se encontraba terminando un  muñeco de madera.  Le arreglaba los ú...