- Mamá, ¿por qué todos los años llega Papá Noel al principio de las Navidades y los Reyes Magos siempre tienen que venir al final?, preguntó Diego.
- ¡Es verdad, no es justo!, dijo Paula. Los niños podemos jugar con los juguetes que trae Papá Noel durante todas las Navidades. En cambio, con los de los Reyes sólo jugamos un par de días… ¡y al colegio!
- Pues no lo sé, pero seguro que tendrá su razón de ser, contestó su mamá -. Y ahora, a la cama.
Pero esa noche una fuerte luz les despertó. Abrieron la ventana y vieron la Estrella de Navidad que les sonreía.
- ¡Subid a mi cola! Voy a llevaros a dar un paseo a unas Navidades diferentes. Papá Noel y los Reyes Magos os han escuchado y se están peleando porque piensan que tenéis razón: los Reyes dicen que Papá Noel es un enchufado y se han negado a repartir los regalos este año si no llegan ellos los primeros. ¡Vais a ver lo que va a pasar!
Y Diego y Paula cogieron sus abrigos, guantes, gorros y bufandas y se subieron emocionados a la cola de la Estrella. Y se elevaron en el cielo, volando deprisa, deprisa…tan deprisa que sólo veían borrosas luces de colores pasar a su lado… hasta que la Estrella frenó, y se dieron cuenta de que estaban volando lentamente sobre su ciudad y de que era Nochebuena.
- ¡Mira, mira! ¡Son los Reyes!, gritó Diego. Pero, ¿qué hacen dando vueltas y más vueltas?
- Es que se han perdido, contestó la Estrella. Se han puesto en marcha demasiado pronto, y a mí no me ha dado tiempo de llegar hasta Oriente para guiarles. Además, los pastores todavía no han llegado a adorar al Niño, y no saben indicarles el camino. ¡Ni siquiera Herodes se había enterado de que ya había nacido Jesús! Y para colmo de males no han tenido tiempo para encontrar oro, incienso ni mirra. ¡Vaya disgusto que se va a llevar Jesús!
- ¿Y los regalos de los niños?, preguntó Diego.
- Pues no van a llegar a tiempo para repartirlos. Y la mitad se habrán caído por el camino, porque los camellos vienen enfadados.
- Claro, pensó Paula, nadie les habrá preparado agua y pienso, ¡como nadie sabía que venían tan pronto!
- Pero venid, agarraos fuerte, que nos vamos a la noche del 5 de Enero, les avisó la Estrella.
Y cuando salieron del torbellino de luces…¡se echaron a reír, porque estaban presenciando un espectáculo de los más divertido! Era Papá Noel, que intentaba entrar en una chimenea pero no pasaba de la cintura e, intentando entrar cabeza abajo, ¡se quedó atrapado mientras sus pies pataleaban fuera! ¡Hasta los renos se morían de la risa!
- ¡Pero si Papá Noel está gordísimo! ¿Qué le ha pasado?, preguntó Paula, asombrada.
- Pues que ha tenido tanto tiempo libre en estas fiestas que se ha puesto morado de turrones, mazapanes y peladillas…y ha engordado tanto que ahora no cabe por las chimeneas. Así que me parece que los niños también se quedan sin regalos esta noche.
- Uuuyyyy…, dijo Diego, que me parece que cada uno estaba mejor trabajando la noche que le tocaba.
- Pues sí, dijo Paula. Porque saben hacer cada uno su trabajo fenomenal, pero si se lo intercambian todo resulta ser un desastre.
Y cuando su madre fue a despertarlos a la mañana siguiente, le gritaron: “¡Mami, mami, Papá Noel sólo puede venir en Nochebuena, y los Reyes Magos en la noche de Reyes. ¡No puede ser al revés!”
- ¿Lo veis? Hay un trabajo que cada persona puede hacer mil veces mejor que nadie, y debe hacerlo bien y disfrutar, sin tener envidia de los demás… ¡ni siquiera de Papá Noel o de los Reyes Magos!
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